lunes, 23 de mayo de 2011

Un año con los ojos cerrados (Parte 1)

Hace justo un año que Jack cerro los ojos. Hace un año que terminó LOST. Todavía podemos recordar aquella madrugada mítica del 23 de Mayo de ojeras y nerviosos como críos ante un acontecimiento a nivel mundial jamás vivido: La emisión on-line del episodio final de nuestra serie favorita. Las críticas al polémico final no se hicieron esperar. La división entre los espectadores fue clara: los fans de toda la vida que habían seguido la trama durante seis años quedaron satisfechos ante ese homenaje (que sí, muy yankie, new age y noño) a los verdaderos protagonistas de la saga: los personajes. Los fans de última generación (los que se habían enganchado con las reposiciones de Cuatro, el telespectador casual, el jovencito con ganas de ciencia ficción comiquera y videojuegil, el que pasaba por allí...) quedaron profundamente defraudados. Renegaron de la serie, de su sentido, de su finalidad, de su porqué. Se sentían estafados. Demasiadas espectativas y pocas respuestas. Nadie les dijo que el viaje fuera fácil, ni que tuviera línea de llegada. El viaje de LOST siempre fue diferente.

Pero no culpo a los que se sintieran así, por ejemplo, la emisión de Cuatro no ayudó en absoluto a disfrutar de los dos episodios finales como merecía la ocasión: errores en los subtítulos, parones en la emisión (con imágenes congeladas en momentos tan importantes como la bajada de Desmond al "pozo de la luz") y 7 minutos completamente borrados y robados (si se me permite) al espectador. Fue muy loable el intento de la cadena española atreviéndose con algo nunca antes realizado en nuestro país: la emisión a tiempo real y con subtítulos (Con apenas 30 minutos de retraso) de un episodio que se estaba emitiendo en ese mismo momento en EEUU. Sí hace unos años alguien nos hubiera dicho que íbamos a ser capaces de disfrutar de estos avances técnicos le hubiéramos tomado por loco o iluso, pero me he quedado con la curiosidad de saber si en otros países que vivieron la experiencia pasó lo mismo. Seguramente no. Luego nos quejamos de tener la fama que tenemos de chapuzas e incompetentes.

Y para postre tuvimos que sufrir un post-partido con Ana García-Siñeriz que invitaba al suicidio colectivo (que si estaban todos muertos, que si el final dejaba muchas incógnitas sin resolver...) y difundiendo una sensación de derrota que se contagió rápidamente como un virus mortal por toda la red (todo ello mezclado con la noche en vela y la perplejidad de un final inesperado). Y de Flipy mejor ni hablamos...

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